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Mostrando entradas de 2010

Santa María de Eunate vs. San Miguel de Olcoz

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'La primera sorpresa que nos reserva esta construcción, si observamos su planta, es el hecho de que el octógono que la rige no es perfecto. Cuando entremos y veamos las nervaduras de su bóveda podremos comprobarlo. Sin embargo, se tiene la sensación de que ese octógono irregular fue trazado así, imperfectamente, por un motivo muy determinado. ¿Será tal vez que la prolongación de la línea desde el centro a cada uno de los ángulos puede conducirnos, siguiendo una línea recta, a la localización de otros santos lugares mágicos fundamentales frecuentados, buscados y requeridos por la orden del Temple?. En efecto, si prolongamos sobre un mapa estas direcciones tan claramente indicadas por la estructura de Eunate iremos a parar a San Miguel in Excelsis, el monte del Temple de Castro Urdiales, a San Bartolomé de Ucero, a Tomar, Ágreda, a Lourdes, a Miravet, a Toledo...'. [Juan García Atienza: 'Segunda Guía de la España mágica', Ediciones Martínez Roca, S.A., 1982, página 93] C

¿Pero hubo alguna vez ángeles canteros?

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S egún se comenta en el Génesis, hubo ángeles que encontrando hermosas a las hijas de los hombres, las tomaron por esposas, enseñándolas, de paso, las artes de la brujería. Otros, por el contrario, fueron ejecutores que derribaron murallas de ciudades míticas, como Jericó, haciendo sonar sus trompetas. Algunos, como el paladín por excelencia, San Miguel, destacaron al sofocar la rebelión de otros ángeles, liderados por Lucifer, expulsándolos de los Cielos, en una contienda que todavía se prolonga al cabo de los milenios. P rotagonista, así mismo, fue aquél otro, que de nombre Gabriel, comunicó la buena nueva a María, en un acto que ha permanecido en la memoria del Cristianismo con el nombre de Anunciación; y seguramente, también este mismo arcángel encabezara la comitiva celestial, que escoltó la Ascensión de ésta a los Cielos. T ambién es digno de mención, otro arcángel, que de nombre Rafael -junto a Miguel y Gabriel conforma el trío de arcángeles que, hemos de suponer, más contacto

Canteros de Veruela: magia a la vera del Moncayo

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'Genios del aire, habitadores del luminoso éter, venid envueltos en un jirón de niebla plateada. Silfos invisibles, dejad el cáliz de los entreabiertos lirios, y venid en vuestros carros de nácar, a los que vuelan uncidas las mariposas. Larvas de las fuentes, abandonad el lecho de musgo y caed sobre nosotras en menuda lluvia de perlas. Escarabajos de esmeraldas, luciérnagas de fuego, mariposas negras, ¡venid!. Y venid vosotros todos, espíritus de la noche; venid zumbando como un enjambre de insectos de luz y oro. Venid, que ya el astro protector de los misterios brilla en la plenitud de su hermosura. Venid, que ha llegado el momento de las transformaciones maravillosas. Venid, que los que os aman os esperan impacientes... '. [Gustavo Adolfo Bécquer: La corza blanca] A firmaba don Javier Lambán Montañés, allá por el año 2005, siendo Presidente de la Diputación Provincial de Zaragoza, que los hermanos Bécquer y el monasterio de Veruela son uña y carne. Es imposible separarlos sin

El Camino de la Oca pasa por San Juan de Rabanera

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N o sería descabellado pensar en el símil del cuento aquél en el que el protagonista, sin duda precavido, iba dejando miguitas de pan por el suelo, con el fin de no errar en el camino de regreso y perderse en el bosque. El Camino de Santiago, cualquiera que sea el origen de sus múltiples itinerarios, sería, simbólicamente hablando, ese bosque tupido y tenebroso, pero a la vez repleto de misterios, enseñanzas y maravillas que habría que recorrer para alcanzar el premio final del mayor de los tesoros con los que pueda soñar el ser humano: el Conocimiento. L os canteros medievales, al igual que el protagonista del cuento, serían los transmisores o depositarios de esas miguitas de pan que, a modo de señales, indicarían una dirección a seguir, valiéndose, a la vez, de un código que, aprehendido y mantenido en secreto a lo largo de milenios de existencia humana, contendría pequeñas lecciones de una sabiduría ancestral, cuya comprensión llevaría a la Gnosis final. U na de esas pequeñas migaja

Canteros del Císter: Monasterio de Santa María de Huerta

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N o deja de ser una paradoja que, promulgadores a ultranza de la austeridad como vía de retorno a las auténticas fuentes del Cristianismo, los monasterios cistercienses contengan, profundamente labradas en sus sillares, una verdadera cilla -permítaseme la comparación- capaz de contener, en sus marcas de cantería, una variada y apasionante riqueza simbólica, que hoy por hoy, se escapa a todo intento de interpretación. D a la impresión, no obstante, de que dispuestas sin aparente orden y concierto, choquen, de alguna manera, con ese elaborado concepto del hombre medieval del siglo XIII, que representaba a Dios con un compás en la mano, otorgándole el papel de arquitecto o creador de un universo ordenado y milimétrico, donde todo tiene un motivo y una razón de ser. P apel y definición, por otra parte, adoptado posteriormente por las sociedades masónicas modernas, siguiendo esa supuesta línea hereditaria iniciada por las hermandades compañeriles medievales. A propósito del tema, manifes

Montalbán: marcas de cantería en un castillo templario

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L a iglesia de Santa María, en Ayllón, es un híbrido levantado con los sillares de varias iglesias románicas que ofrecían antaño un fidedigno testimonio de la importancia de esta villa segoviana en la Edad Media. Aparte de los sillares, también se utilizaron -supongo que sin otro orden ni concierto ni otra intencionalidad que la de un simple relleno- restos temáticos que en el tiempo original -probablemente, siglos XII ó XIII- representaban figuras y símbolos cuya disposición, evidentemente, así como su probable significado secuencial , se ha perdido por completo. Verlos sobresaliendo del vetusto armazón de la actual parroquia, aparte de una lógica curiosidad, genera, también, una cierta sensación de extrañeza. Posiblemente a consecuencia de dicha sensación, y con ánimo de entablar conversación, recuerdo que la áultima vez que estuve en Ayllón -si no me falla la memoria, debió de ser hace algo más de un año- le pregunté al párroco, si sabía qué significaban esos extraños símbolos. Una

Por sus huellas los conoceréis: la enigmática pentalfa

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[Ermita de San Bartolomé, Soria] U na frase teóricamente grandilocuente, si tenemos en cuenta el carácter reservado, generalmente anónimo, de un gremio del que posteriormente surgirían numerosas sociedades secretas, cuya consigna principal radicaba en el más hermético de los silencios, relativos a su arte y a sus actividades: las hermandades compañeriles. [Ermita de San Bartolomé, Soria] E sta actitud de anonimato y secretismo ha generado que, a lo largo de los siglos, todo lo referido a ellas se vea envuelto en un halo extraordinario de leyenda -generalmente magnificado- que implica que un intento de acercamiento a su conocimiento se realice a través de lo que se podría considerar, hipotéticamente hablando, como el lenguaje de los sueños , siendo su figura clave, evidentemente, el símbolo. [ Anverso de una lauda sepulcral templaria] E s, mediante la representación sensorialmente perceptible de una realidad -utilizando los parámetros establecidos por la Real Academia de la Lengua-

Villacadima: marcas canteras en el ábside de la iglesia de un pueblo abandonado

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P osiblemente, lo más destacable de este despoblado de Guadalajara -aparte del románico y las marcas de cantería localizadas, sobre todo, en el ábside de su iglesia de San Pedro- sea su situación, a la vera de la Sierra de Pela -con su curiosa e interesante ermita del Santo Alto Rey y sus extraordinarias leyendas sobre templarios- así como su proximidad a la frontera de las provincias de Segovia y Soria, siendo reseñables de ésta última, al menos, la localidad de Pedro y su ermita hispano-visigoda del siglo VII -ermita de la Virgen del Val- y la relativa cercanía al yacimiento arqueológico de Tiermes. D el románico destacado de la zona cabe comentar, así mismo, su cercanía a las localidades de Campisábalos -con su extraordinaria iglesia de San Bartolomé, incluido su interesante calendario agrícola y una menos conocida aunque enigmática capilla añadida, denominada como del Caballero Galindo o del Caballero San Galindo - y por supuesto, Albendiego, pueblo en el que se localiza una de

Sepúlveda: el Santuario de las Patas de Oca

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S in lugar a dudas, uno de los lugares donde se localiza este emblemático símbolo cantero con mayor perseverancia, es el Santuario sepulvedano de Nª Sª de la Peña. En efecto, tal es la cantidad de patas de oca grabadas por los canteros en la dura superficie de los sillares de este edificio religioso, que se remonta, cuando menos, a los siglos XII-XIII, que llega un momento en el que el observador se siente poco menos que desconcertado ante la persistencia de la visión. L a repetitividad, por tanto, de tal símbolo -que cobra una importancia más que relativa, sobre todo dentro de las rutas principales del Camino Jacobeo , conocido entre otros varios nombres como Camino de Santiago , Camino de la Vía Láctea , e incluso Camino de las Ocas Salvajes - lejos de parecer casual, supone, por el contrario, cierto grado de intencionada obstinación; cierta implicación, por parte de los mencionados canteros, por dejar de manifiesto el gremio compañeril al que pertenecían, dejando constancia, a la ve

Dejando huellas en la Piedra

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[Iglesia de San Miguel Arcángel: Caltójar, Soria] S e puede afirmar, con el relativismo que otorga siempre lo hipotético, que las marcas de cantería no son exclusivas de una civilización, de una cultura o de una época determinadas, sino que, de hecho, se han venido utilizando desde la más remota Antigüedad, hasta tiempos relativamente modernos. Buena prueba de ello, la tenemos, por ejemplo, en las famosas porcelanas de la Real Fábrica del Buen Retiro de Madrid, siglos XVII-XVIII (1), en las que los distintos artesanos firmaban sus obras con marcas o símbolos a veces tan escogidos y en principio tan extraños y esotéricos para el mundo en general, como aquellos otros que utilizaban las hermandades compañeriles en la gran mayoría de edificios románicos y góticos que, sin ir más lejos -y aún así, ya es más que suficiente- jalonan nuestra geografía peninsular. [Monasterio de Santa María de Huerta, Soria] O tro detalle significativo, que podría resultar de interés, también, serían los cu

Presentación

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B ienvenidos al fascinante mundo de los Canteros Medievales. Desde luego, en este blog no encontraréis respuestas a un enigma que ha perdurado a través del tiempo, con una obstinación fuera de lo común; pero espero, que al menos, y de manera compensatoria, sí encontréis los suficientes detalles y elementos de interés como para fomentar vuestra curiosidad, logrando que os formuléis cuantas más preguntas mejor, con la esperanza de que, entre las aportaciones de unos y otros, todos podamos llegar a tener un atisbo de Luz, por pequeña que sea, en esta tiniebla histórica. E n realidad, hay tantas respuestas, como preguntas deseéis formularos; pero, como escribió hace algún tiempo un buen Amigo y Maestro a modo de dedicatoria en la primera página de uno de sus mejores libros en mi opinión: lo importante no es conocer todas las respuestas, sino conocer y comprender bien las preguntas . A l menos, espero y deseo que a medida que este blog se vaya nutriendo de entradas, éstas constituyan un pe