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Mostrando entradas de septiembre, 2010

Canteros del Císter: Monasterio de Santa María de Huerta

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N o deja de ser una paradoja que, promulgadores a ultranza de la austeridad como vía de retorno a las auténticas fuentes del Cristianismo, los monasterios cistercienses contengan, profundamente labradas en sus sillares, una verdadera cilla -permítaseme la comparación- capaz de contener, en sus marcas de cantería, una variada y apasionante riqueza simbólica, que hoy por hoy, se escapa a todo intento de interpretación. D a la impresión, no obstante, de que dispuestas sin aparente orden y concierto, choquen, de alguna manera, con ese elaborado concepto del hombre medieval del siglo XIII, que representaba a Dios con un compás en la mano, otorgándole el papel de arquitecto o creador de un universo ordenado y milimétrico, donde todo tiene un motivo y una razón de ser. P apel y definición, por otra parte, adoptado posteriormente por las sociedades masónicas modernas, siguiendo esa supuesta línea hereditaria iniciada por las hermandades compañeriles medievales. A propósito del tema, manifes

Montalbán: marcas de cantería en un castillo templario

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L a iglesia de Santa María, en Ayllón, es un híbrido levantado con los sillares de varias iglesias románicas que ofrecían antaño un fidedigno testimonio de la importancia de esta villa segoviana en la Edad Media. Aparte de los sillares, también se utilizaron -supongo que sin otro orden ni concierto ni otra intencionalidad que la de un simple relleno- restos temáticos que en el tiempo original -probablemente, siglos XII ó XIII- representaban figuras y símbolos cuya disposición, evidentemente, así como su probable significado secuencial , se ha perdido por completo. Verlos sobresaliendo del vetusto armazón de la actual parroquia, aparte de una lógica curiosidad, genera, también, una cierta sensación de extrañeza. Posiblemente a consecuencia de dicha sensación, y con ánimo de entablar conversación, recuerdo que la áultima vez que estuve en Ayllón -si no me falla la memoria, debió de ser hace algo más de un año- le pregunté al párroco, si sabía qué significaban esos extraños símbolos. Una

Por sus huellas los conoceréis: la enigmática pentalfa

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[Ermita de San Bartolomé, Soria] U na frase teóricamente grandilocuente, si tenemos en cuenta el carácter reservado, generalmente anónimo, de un gremio del que posteriormente surgirían numerosas sociedades secretas, cuya consigna principal radicaba en el más hermético de los silencios, relativos a su arte y a sus actividades: las hermandades compañeriles. [Ermita de San Bartolomé, Soria] E sta actitud de anonimato y secretismo ha generado que, a lo largo de los siglos, todo lo referido a ellas se vea envuelto en un halo extraordinario de leyenda -generalmente magnificado- que implica que un intento de acercamiento a su conocimiento se realice a través de lo que se podría considerar, hipotéticamente hablando, como el lenguaje de los sueños , siendo su figura clave, evidentemente, el símbolo. [ Anverso de una lauda sepulcral templaria] E s, mediante la representación sensorialmente perceptible de una realidad -utilizando los parámetros establecidos por la Real Academia de la Lengua-