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Mostrando entradas de 2011

Las Huellas de los Caminantes

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' - ¿Qué estás haciendo? -le preguntó un peregrino al peregrino loco. - Estoy contemplando mi sombra -le respondió este escuetamente. - ¿Y qué tiene de interesante tu sombra? -insistió el otro. - Estoy esperando que me cuente algo...' (1). S e trata sólo de una metáfora. Me refiero al título de la presente entrada. Pero eso sí, creo que es una metáfora que, desde luego, caracteriza las cualidades trashumantes de éstos verdaderos maestros de la piedra, que en su largo caminar fueron ilustrando una Edad Media sumida en el más impenetrable de los ocasos. Al menos, culturalmente hablando. El que más o el que menos, conoce básicamente los pormenores de una época que comenzó en el siglo VII, con la invasión musulmana de la Península, y se extendió hasta el siglo XV, con la conquista de Granada por los Reyes Católicos. Cerca de ocho siglos, pues, repletos de vicisitudes y acontecimientos, donde éstos anónimos Caminantes desarrollaron una labor ilustrativa y cultural sin parangón, den

Juegos de Geometría Sagrada en una ermita mozárabe

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'Más cosas encontraréis en los bosques que en los libros; los árboles y las piedras pueden haceros ver lo que los maestros nunca sabrán enseñaros...'. (1) I gual que esa historia de los sueños que nunca ha sido escrita , como asevera Jacobo Siruela, la historia de los canteros y su fantástico mundo simbólico permanece, también, envuelta por brumas oníricas, cuyos elementos clave escapan, la mayoría de las veces, a cualquier tipo de psicoanálisis racional que pretendamos aplicar para desentrañar el mensaje que subyace aletargado en su rico simbolismo. Es cierto que en ocasiones, la sorpresa salta cuando menos te lo esperas. Pero no es menos cierto, también, que después, cuando desaparece esa ilusoria euforia frente a lo que parecía, a priori, una piedra de Rosetta que, cual ingenuo Champollion, habría de proporcionarte la clave de un idioma ancestral, la desesperanza se abre camino inexorablemente, hasta el punto de volver a dejarte en ese punto muerto inicial; en esa tierra de

Cebrecos, curiosidades de una ermita expoliada

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'Observando la Realidad con los ojos abiertos, mirando nuestro entorno sin la indiferencia de quien se cree de vuelta de todas las preguntas, teniendo el valor de inquirir y de aventurar, aunque nos equivoquemos. Señalando con el dedo lo que vemos, sin ignorarlo, sin tapujos y sin reticencias ante lo que, en apariencia, rompe el ritmo de lo aceptado y nos introduce en la aventura que lleva a lo desconocido'. (1) N o siempre la Realidad , como decía el fallecido investigador Juan García Atienza, es fácil de vislumbrar, pero está ahí. El tema de la presente entrada, aún a pesar de toda la leyenda negra a él asociada, también ha estado ahí siempre, aunque muchas veces nos pase inadvertida. Recuerdo que esta pasada Semana Santa, conocí a una persona, arquitecto por más señas, que afirmaba que él, viendo una iglesia románica por fuera, ya sabía cómo era por dentro. Yo, sinceramente, reconozco mis limitaciones, pero asumo, no obstante, la certidumbre de su existencia, aunque no se pu

Marcas, grafitis, mitos y templarios

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[Iglesia de San Miguel Arcángel, Andaluz, Soria] N o podía dejar pasar la ocasión de hablar de un tema que tiene cierta relación con lo comentado en la entrada de Los graffiti de peregrino de la iglesia de Sotillo , y que, de manera casual, salió a relucir hace unos días, comentando la última entrada del blog de un amigo, cuya lectura recomiendo a todos aquellos interesados en la Orden del Templo, sus vicisitudes históricas y sus numerosos enigmas: Aberin, tabernáculo templario del milagroso Lignum Crucis . [Encomienda templaria de Aberin, Navarra] E l tema, por supuesto, es la curiosa marca que se muestra en la pequeña colección de fotografías que acompañan a ésta breve exposición y que, como podéis observar, se localiza en numerosos lugares. Sí recuerdo, no obstante, que desde que trabé conocimiento de ella, ha sido tratada en numerosos foros y ha sido denominada, entre otros nombres -más por una cuestión de referencia que de constatación o certeza- como marca de lignum crucis , ma

Los hórreos y su ancestral simbolismo

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'Un estrecho valle de blando suelo, verde y húmedo; colinas redondas, apretadas unas contra otras, que lo cierran a los cuatro vientos; aquí y allá, caseríos con los muros de color sangre de toro y la galería pintada de añil; al lado el hórreo, menudo templo, tosco, arcaico, de una religión muy vieja, donde todo lo fuera el Dios que asegura las cosechas...'. [José Ortega y Gasset] I mpresionante, cuando no inspirada, la descripción que del hórreo hace Ortega y Gasset. Y no obstante un rey, no llamado el Sabio por casualidad, ya reparó en ellos, haciéndoles asentida justicia cuando el copista de la época los tomó como modelo para ilustrar uno de los milagros de Nuestra Señora. Precisamente aquél en el que llenó de grano los vacíos graneros de un monasterio de Jerusalén. Se corresponde con la Cantiga número 187, y cualquiera puede comprobarlo, por ejemplo, observando dicha reproducción en una edición de 1974, realizada por Editorial Patrimonio Nacional (1). Ignoro si será una ed

Los graffiti de peregrino de la iglesia de Sotillo

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[Fotografía nº1] R esulta una cuestión prácticamente inviable, aquélla de determinar la época en la que fueron realizadas; y por supuesto, un simple vistazo, puede llevar a la conclusión de que su intención se aleja, en principio, del criterio mantenido por algunos autores, a la hora de clasificarlas e intentar explicarlas desde el básico desentendimiento de una simple cuestión religiosa o, en su defecto, de fe. Son los denominados graffiti de peregrino (fotografía 1). S i tuviera que hacer una valoración del fenómeno, diría, aún a pesar de caer en el peligroso terreno del absurdo, cuando no en el más espantoso de los ridículos, que dichos graffitis conforman un universo paralelo al de los canteros y sus marcas, en el que sirve, como denominador común, evidentemente, el factor anónimo. U no de los ejemplos más notables, que puede servir de testimonio gráfico a esta idea, me lo encontré el pasado mes de agosto en la iglesia de la Natividad de la Virgen, situada en el pueblecito segovi

Patas de Oca de Piérnigas

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D urante el pasado mes de agosto, tuve la oportunidad de recorrer algunas interesantes zonas de la provincia de Burgos. Zonas, como la Bureba y los Montes de Oca, entre otras, de gran interés histórico, artístico y cultural, que aún, en mayor o en menor medida, conservan un rico testimonio patrimonial, incluídos, todo hay que decirlo, algunos lugares en los que la avidez y la rapiña humanas, han arramplado con templos prácticamente enteros, dejando sólo tristes muñones como testimonio de su existencia. Ejemplos significativos de lo que digo, podrían ser, casualidad de casualidades, dos magníficos templos de los siglos XII ó XIII, consagrados a la figura del arcángel San Miguel. Dichos templos, se localizan -aplico el presente, por respeto a lo que queda- en Tubilla del Agua y en Sasamón. P oco importa, y además, no es el tema que quiero exponer en la presente entrada, si los elementos relevantes de estos templos han terminado allende el charco , como buenamente determina la expresión

Barahona de Fresno o el ergo suum de los canteros medievales

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S e podría decir que una de las cuestiones que caracterizaba a los canteros medievales, era el hermetismo casi sagrado de que hacían gala frente a todo aquello que tuviera que ver con su identidad, así como con el gremio o la hermandad compañeril a la que pertenecían. Resulta evidente, por tanto, que dicho hermetismo contribuyera, en gran medida, a fomentar todo un universo de leyendas en cuanto a su propia existencia, y desde luego, a las actividades que se desarrollaban en el interior de sus reuniones privadas o logias. T ambién es verdad, que la gran mayoría de los templos medievales -y dentro de esta categoría, incluyo a los pertenecientes tanto a la Baja como a la Alta Edad Media, románicos como góticos- adolecían, generalmente, de ese ergo suum latino o yo soy , cuyo nombre acompañaba el tradicional me fecit o me hizo , que se localiza en algunos templos; en realidad, en demasiados pocos, si tenemos en cuenta la enorme cantidad de templos, de todos los tamaños y estilos,

Canteros de Olite: las marcas del Palacio Real

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N o cabe duda de que Navarra es una tierra con numerosos atractivos, tanto naturales como artísticos y culturales, de cuya preeminencia tenemos buena prueba a todo lo largo y ancho de su territorio, y a todos satisface, sea cual sea el sentido de su gusto y preferencia. Una tierra forjada, también es cierto, a sangre y fuego en determinados periodos históricos; periodos que conforman, no obstante, apasionantes episodios de una épica autóctona que ha arrastrado consigo, entre otras cosas, numerosos enigmas y misterios, cuya resolución constituye un auténtico reto para el investigador actual. S i fascinante es cualquiera de las Edades del Hombre , posiblemente sea esa, en ocasiones mal comprendida Edad Media, la que mejor ha sabido transmitir una cosmogonía mágico-artístico-espiritual que, abarcando numerosas disciplinas, ha conseguido relegar, en el ámbito del Arte, una experiencia simbólica capaz de desafiar, con su generalizado hermetismo, cualquier intento por acceder al génesis de u

Canteros de Debod

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'Es esta mezcla de astronomía y religión, esta fusión de mito y realidad, esta aplicación de la observación astronómica, de la ingeniería y la topografía a los fines de la fantasía, la que frustra y fascina a la vez a los estudiosos de la vida y de las ciencias egipcias...'. [James Cornell, 'The First Stargazers'] D esmontado y trasladado piedra a piedra de su emplazamiento original en la Baja Nubia, a 20 kilómetros de Asuán, llegó a España en 1970, como objeto de donación del gobierno egipcio por la ayuda prestada en las operaciones de salvamento de los monumentos nubios, que habrían de ser cambiados de su emplazamiento original por la construcción de la famosa presa de Asuán. Aunque su orientación ya no apunta a la constelación de Orión, como se supone que estaban orientadas no sólo las grandes pirámides, sino también muchos de los templos de ésta gran civilización, su localización en Madrid, resulta, no obstante, bien precisa: entre la Plaza de España y e

La Llave del Maestro de Agüero

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N adie sabe su nombre, ni tampoco su procedencia. No obstante, todos, o casi todos los interesados en el Arte Románico en general, lo conocen como el Maestro de Agüero y de San Juan de la Peña . Quizás las huellas más evidentes del paso de éste fantasma histórico, que dejó trás de sí innumerables maravillas, se localicen, especialmente, en Jaca, en Huesca y en esa emblemática región aragonesa conocida como las Cinco Villas. U no de los marcos más impresionantes donde éste Magister dejó amplias huellas de su sabiduría, se localiza, no obstante, en este pequeño pueblecito oscense, situado a la vera de los Mallos que llevan su nombre. Como los de Riglos, los Mayos de Agüero constituyen una extraordinaria formación rocosa, a la que el tiempo y la erosión han ido modelando gradualmente, dándoles la forma de caprichoso misterio y encanto que poseen en la actualidad. S eparada del pueblo, aproximadamente, un par de kilómetros y aislada en el monte, la iglesia de Santiago contiene, en sí misma

El Monasterio del Grial: el Maestro de San Juan de la Peña

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Esta puerta abre la del cielo a todo fiel que se esfuerce en unir la fe con el cumplimiento de los mandamientos de Dios: PORTA PER HA(N)C CAELI FIT P(ER)VIA CUIQ(UE) FIDELI + SI STUDEAD FIDEI IUNGERE IUSSA DEI S in duda, uno de los mayores atractivos de un Mito, reside en su extraordinaria capacidad de perpetuarse a lo largo de los siglos, manteniendo incólume ese misterio primordial que hace de él algo deseable y añorado, pero a la vez inalcanzable, hasta el punto de constituir un sueño en la memoria colectiva de la humanidad. Posiblemente, el más grande de los mitos, el mito por antonomasia, aquél que con más fortaleza desafía el paso del tiempo, así como también el conocimiento humano, no sea otro que éste que se refiere al Santo Grial. Sobre todo, teniendo en cuenta que nadie sabe con seguridad, qué es, en definitiva, y en qué consiste el Santo Grial. ¿ La esmeralda que se desprendió de la corona de Lucifer en la Caída?. ¿El sangreal o la sangre real que, según algunos autores, pe

Los Símbolos de una Reina silense: Nª Sª de Marzo

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S i dejamos a un lado la apasionante imaginería simbólica que conllevan los formidables capiteles de este claustro de la abadía benedictina de Santo Domingo de Silos, observaremos, no sin cierta fascinación, el enorme despliegue de simbolismo que, en cuestión de pocos metros, implica a dos de los elementos que conforman una parte sustancial de la galería norte: el Cenotafio de Santo Domingo, y la imponente imagen sedente de Nª Sª de Marzo. C omo en la entrada anterior, en la que comentaba algunos de los símbolos del cenotafio de ese aútentico Magister que fue Santo Domingo, considero puntual la ocasión de fijar ahora la atención en otro apasionante atanor simbólico , que no es otro que el constituido por la imaginería mariana medieval. Imaginería que, dicho sea a modo de breve introducción, conserva gran parte de los misterios iniciáticos que, consignados de manera encubieta por una minoría de eruditos -o iniciados, como se prefiera- ajenos a la ortodoxia oficial, nos desvelan aspectos